Tras dos semanas de incertidumbre, los astrónomos que habían detectado señales “inteligentes” en una estrella entre las constelaciones del Cisne y la Lira, reconoce que tras una investigación global conjunta en la que llegó a usarse el radiotelescopio más potente del mundo no hay indicios de vida tal cual las imaginamos. Pero las misteriosas señales continúan.
Al cabo de dos semanas de investigaciones del proyecto SETI (“Search for ExtraTerrestrial Intelligence”, o Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), las expectativas de encontrar alguna forma de vida capaz de respondernos en la estrella KIC 8462852 (también conocida como estrella de Taby), han caído en saco roto, al menos de momento.
La reducción en el brillo de la estrella en determinadas áreas específicas sin razón aparente, fue interpretada como dada por una megaestructura alienígena. Más allá de que existirían otras posibilidades, y varias más desconocidas pero naturales, los medios y algunos astrónomos optaron por anunciar la posibilidad que una civilización tecnológicamente desarrollada hubiera construido en órbita alrededor de la estrella, un cinturón de captación energético lo que provocaría el oscurecimiento.
Una estrella que desde el comienzo llamó la atención
“Nunca hemos visto nada como esta estrella. Todo es muy raro. Al principio pensamos que se trataba de un error en los datos o de un movimiento de la nave que tomó las fotos, pero eso ya ha sido comprobado”, había afirmado los investigadores de la Universidad de Yale, cuando anunciaron el curioso hallazgo.
La expectativa generalizada alcanzó para llegar a usar el radio telescopio VLA que los EE.UU. tienen en Nuevo México, capaz se supone de diferenciar cualquier onda de radio de origen no natural, incluso en lo profundo del espacio interestelar.
“El patrón de alteración de la luminosidad de la estrella no encajaba, ni encaja, en los modelos actuales normales, falta encontrar una explicación. La última de las hipótesis hablaba de una esfera Dyson, que una civilización podría construir para absorber su energía. Se trata de una fantasía pura, de ciencia ficción. Ni siquiera hay altas probabilidades de eso, y habría que descartar mil cosas antes. Hablaríamos de una obra de ingeniería de escala monstruosa, de hacer un anillo al sol”, explicó el divulgador científico Esteban Tablón, ex coordinador general del Planetario de Buenos Aires, en declaraciones al diario Hoy de Argentina.
Fuente: www.lr21.com
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