Puede que no tomemos demasiada conciencia al respecto, pero complejas fórmulas matemáticas desempeñan un papel fundamental en nuestra vida cotidiana. Tareas tan comunes como comprar un pasaje aéreo, o predecir el resultado de una elección, están atravesadas por complicados cálculos. Esto se ve además exacerbado en nuestra era, cuando la mayoría de las decisiones se rigen por el uso de la tecnología.
El problema que reviste esta cuestión, según lo entiende la científica en análisis de datos, Cathy O'Neil, es el hecho de que las fórmulas son creadas por personas y éstas pueden tener objetivos que no siempre son éticos, o afines al bien común. O'Neil afirma que “los algoritmos no son inherentemente justos” y da como ejemplo lo ocurrido en 2010 en Washington, cuando 200 profesores de escuelas públicas fueron despedidos a partir de un algoritmo que evaluaba el rendimiento profesional.
Por este motivo, la Unión Europea decidió poner en práctica una Ley de protección de datos, que resguarda a los consumidores que se vieran afectados por una decisión algorítmica perjudicial. Con ello se busca lograr una mayor transparencia e impedir que los algoritmos se empleen en forma discriminatoria para ciertas minorías.
Por otro lado, expertos como el vicepresidente de la Fundación de Tecnologías de la Información e Innovación, Daniel Castro, advierten que los algoritmos tampoco pueden ser culpados por todos los males de la sociedad. Es necesario erradicar la parcialidad y las decisiones poco éticas; sin embargo, es importante tener en cuenta que las mismas existen más allá de que involucren o no algoritmos, afirmó.
Fuente:https://pe.tuhistory.com
Comentarios Facebook
0 comentarios:
Publicar un comentario