Existe una creencia generalizada de que una fotografía puede robar el alma, atraparla, aprisionarla dentro de los elementos orgánicos de la misma o de la propia fotografía digital. Esta creencia ha evolucionado de diferentes formas para muchas culturas, pero se cree que sus orígenes son de la creencia en el poder de los espejos. En el folclore, los espejos tienen el poder de robar almas. La superstición de romper un espejo y así llamar a la mala suerte se debe a la creencia de que un espejo contiene el alma y la ruptura causa daño al alma. En la antigüedad, los griegos, los romanos, los egipcios y muchas otras culturas utilizaban superficies reflectantes como los espejos para practicar la adivinación, la capacidad de predecir el futuro. Los espejos también eran considerados una parte importante de la religión y de la cultura maya. Se cree que los espejos abren portales dimensiones, lo que permite que los dioses y los antepasados accedieran a varios planos.
El robo de almas a través de la fotografía en diversas culturas
En Chiapas, México, hay pueblos que todavía mantienen las mismas creencias que los antiguos mayas. En San Juan Chamula es ilegal hacer fotografías en la iglesia. Si una persona es sorprendida con una cámara en la iglesia, se considera delito con penas de cárcel. Algunos nativos americanos en la actualidad se niegan a ser fotografiados. Uno de los nativos americanos más famosos de la historia, Caballo Loco nunca fue fotografiado mientras viva. Él nunca permitió que se le hiciera ni una sola fotografía, aún después de haber muerto. La tribu americana de Los Navajo practican una ceremonia religiosa, conocida como un “canto” para recuperar un alma. Pero parece que con el paso del tiempo, algunos nativos americanos aceptaron la fotografía desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. La actitud negativa hacia las fotografías evolucionó a una positiva, incluso las fotografías se integraron en las ceremonias religiosas.
Los practicantes del vudú creen en la “magia energética”. Los principios de la magia energética indica un poderoso enlace existente entre las entidades que son similares en apariencia o cuando entran en contacto unas con otras. Los objetos personales como las fotografías, las uñas o los cabellos son usados para lanzar una maldición o hechizo. Por esta razón, hay algunos practicantes de vudú que sean cautelosos con las fotografías, ya que se trata de un poderoso objeto con capacidad de hacer daño.
Capturando almas
La fotografía, más que cualquier otra forma de arte, tiene la capacidad de capturar un elemento vivo, un punto del alma. La mayoría de personas piensan que el hecho de fotografiar un momento en el tiempo capta una esencia que normalmente se pierde en la historia. Pero las imágenes fotográficas capturan mucho más que un aspecto de ese momento vivido, la fotografía literalmente capta un elemento de la fuerza vital que se presentaba en ese momento en que fue hecha la fotografía. El proceso del robo de un elemento de la vida a través de una fotografía causa un gran daño en la fuerza de la vida. Muchas personas afirman que la fotografía sin su consentimiento captura una partícula de su esencia viva, roban un elemento de sus almas. Para muchos psíquicos, las personas transmiten continuamente un tipo de energía. Esta energía contiene información, y se puede recibir y traducir. Cuando una persona toma una fotografía a alguien se está capturando una instantánea de su energía.
La mayoría de las personas en la actualidad permiten que se les hagan fotografías, pero no a los niños. En la actualidad se cree que las almas de los bebés son frágiles y susceptibles a dejar el cuerpo. Fotografiar un bebé, podrían dañar el alma, impidiendo su retorno al cuerpo. El alma es bien preciado a todos los niveles, y aunque con el paso del tiempo la creencia de robar el alma a través de las fotografías poco a poco se ha ido olvidando, muchas personas continúan queriendo protegerse contra el robo de una parte de su alma.
Fuente:http://www.mundoesotericoparanormal.com
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