"Me convertiría en Noé con su arca si pudiera", decía el artista surrealista inglés Eduard James mientras construía un delirante santuario en la región huasteca de México.
México atrae a los surrealistas. La visita de artistas como Dalí o André Bretón, 'patriarca' del surrealismo francés, quien dijo que México se entiende mejor "desde lo absurdo", ha dejado huella en el cine y en la vida cultural del país.
Sin embargo, el surrealismo se incrustó también en un santuario en plena selva mexicana. El municipio de Xilitla, ubicado a siete horas en automóvil de la Ciudad de México, contiene un jardín, una casa y un santuario artístico con delirantes escaleras que no llegan a ninguna parte, puertas que se abren a precipicios y columnas sin techos. En definitiva, una declaración arquitectónica contra el utilitarismo rodeada de pozas de agua.
Edward James
Al contrario que Salvador Dalí, quien dijo que no volvería a México porque no soportaba estar en un país más surrealista que sus pinturas, el filántropo, mecenas, aristócrata y poeta británico Edward James (1907-1984) decidió no solo vivir en México, sino levantar su propio santuario para que fuera habitado por sus "ideas y quimeras".
La 'Guía de arquitectura insólita', de Natalia Tubau, cuenta el proceso de construcción de esta ruina involuntaria de una civilización que nunca existió, que define como una "mezcla de los antiguos grabados de Piranesi, previamente pasados por los cuadros de Escher, la arquitectura precolombina y una pizca de orientalismo".
La arquitecta relata que unas vacaciones de James en la huasteca bastaron para que el artista decidiera levantar su quimera surrealista entre 1960 y 1970.
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Un artículo de 'The New York Times' titulado 'Cómo trabajan los sueños: ¿Puede un jardín surrealista en México renacer?', cita a James en el origen de su fascinación: "Quería construir el Jardín del Edén y vi que México era mucho más romántico".
En un primer momento, James, que financiaba a artistas como Dalí y René Magritte, quería construir un jardín de orquídeas, pero éste fue destruido por una increíble helada. Después, en un terreno de 40 hectáreas donde había un cafetal, invirtió de 5 a 7 millones de dólares para levantar su santuario personal, que hoy contiene 36 estructuras.
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"Me convertiría en Noé con su arca si pudiera", se escucha decir al británico en el documental 'Eduard James, Constructor de Sueños.'
Para su construcción, el administrador y amigo mexicano de James, Plutarco Gastelum, reclutó a un artesano del lugar para que hiciera los moldes a partir de bocetos del inglés y pudiera vaciar sus estructuras. En ocasiones, los lugareños trabajaron en el proyecto.
Sin embargo, tras la muerte de James, la exuberante huasteca comenzó a ganarle terreno a la ruina surrealista.
En 2007 el Gobierno de San Luis Potosí, la empresa de cementos Cemex y la Fundación Pedro y Elena Hernández compraron el lugar a Gastelum para crear el Fondo Xilitla, una fundación para preservar el sitio.
Este rincón surrealista ha terminado convirtiéndose en el destino de cientos de viajeros que pasan por la región, repleta de espacios para hacer deporte extremo, que aprovechan para tomar 'selfies'.
Este lugar que su creador definió como "una casa que tiene alas y en la noche canta" conserva su antiguo nombre, las Pozas de Xilitla, por los manantiales de agua que el artista dejó intactos bajo su creación. Poco a poco, la Fundación Xilitla convierte al lugar, que destaca entre los cafetales de campesinos, en un sitio de peregrinaje para turistas y artistas del mundo.
Fuente:https://actualidad.rt.com
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