En 1952 el Ejército estadounidense estudió el lanzamiento de hombres en misiles balísticos intercontinentales para bombardear Moscú.
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Es un hecho bastante conocido que las primeras naves espaciales soviéticas fueran puestas en órbita por cohetes-portadores que en realidad eran misiles intercontinentales desarrollados para portar una carga muy diferente.
Pero los militares estadounidenses fueron mucho más lejos al considerar, en 1952, en plena Guerra Fría y con Stalin todavía vivo, lanzar misiles balísticos intercontinentales contra Moscú nada menos que con personas vivas a bordo, según revela un artículo de la revista estadounidense 'The National Interest'.
El proyecto llamado 'Bomi' (bombardero-misil) de The Bell Aircraft Corporation pretendía utilizar un cohete para enviar un bombardero al espacio, después de lo cual el bombardero, desprovisto de motores, hubiera sido dirigido a través de la atmósfera contra su objetivo. La idea parece conocida, ya que 30 años después surgieron transbordadores que utilizan al mismo concepto.
Como una parte importante de los cohetes de la Guerra Fría, la idea se remonta al Tercer Reich, que ansiaba conquistar el espacio. El diseño de misil A9 /A10 propuesto por los ingenieros alemanes en 1940 usaba un sistema de navegación 'de carne y sangre'. "El piloto tenía que guiarse por radiobalizas de submarinos alemanes en emersión en el océano Atlántico. Después de llegar a la meta, el piloto debería 'cerrar' en el blanco su mira óptica y luego expulsarse", señala la Enciclopedia Astronáutica.
Dado el número de científicos alemanes que fueron enviados a EE.UU. (y seguramente no fueron juzgados por crímenes de guerra) para trabajar en el programa espacial estadounidense, no es sorprendente que la idea 'resucitara'.
La Bell propuso el diseño de cohete en dos etapas. Una primera que contenía una tripulación de dos hombres, impulsaría la segunda etapa a una velocidad orbital y luego regresaría a la base. La segunda etapa, pilotada por un hombre, comprendía el ascenso al espacio y de allí el lanzamiento del proyectil a su objetivo con una velocidad máxima de Mach 4. Su carga mortal hubiera sido una bomba nuclear de 1.800 kilos de peso. Al igual que en el caso del misil 'nazi', su piloto habría abandonado la aeronave al apuntar a su objetivo.
Tal vez el concepto de avión-bombardero espacial estaba condenado desde el principio, apunta 'The National Interest'. En muchos sentidos, parece hacerse eco del debate a principios de la Guerra Fría sobre si la fuerza del ataque nuclear estadounidense (las mismas discusiones tenían lugar en la URSS) debía basarse en bombarderos o misiles. Los 'barones de bombardero' batallaron hasta el último avión al defender que una aeronave tripulada ofrece mayor flexibilidad de uso que un misil balístico no tripulado. Pero al fin y al cabo los misiles intercontinentales demostraron una manera más rápida y eficiente de lanzar ojivas nucleares.
Fuente:https://actualidad.rt.com
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